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diegoriofriovivanco

Poemas II





El acto que se le olvidó a la función

 

Mírame bien: soy “Lo que pudo ser”

también me llaman: “Nunca más”

“Demasiado tarde” “Adiós”

(Dante Gabriel Rosseti)

 

Mírame bien,

escucha estas palabras

de lo que pudo ser

en la función de sentimientos,

donde nunca más nos presentaremos,

mi dolor aún sostiene el acto

en el que tú y yo no aparecimos juntos,

las triste escena

que recogía nuestras vidas

y no pudo mostrar

en el mismo tiempo

y en el mismo lugar a los dos,

siempre fue demasiado tarde

para escribir el cuento final,

donde tú y yo

debíamos vagar juntos,

sólo se dio la hora exacta

parea cerrar el telón del adiós.

 

 

 

El rosal en la tumba

 

I

Hoy pongo mi vida en una balanza

que se inclina a tu ayer

y a ese rosal nocturno

donde compartimos las desgracias.

 

II

Bajo el letargo

tu corazón hechicero me hizo desvanecer

todos los pasos que labré

en un sendero de espinas.

 

III

Hiel y veneno: Bonita conjugación,

cuando en mis días cansados

tejí un sentimiento

que sólo debía cobijarte a ti.

 

IV

Ya no puedo sentir los hilos de tu boca

remendando mi alma

hasta levantarla de los escombros

donde se automutilaba.

 

V

Tampoco siento tu desventura

en la que posé mis huesos

cual signo no correspondido,

que se adelantó a la horca.

 

 


Sueños en medio de la tristeza

 

Es media noche al filo

de mis tristes circunstancias,

las rosas cubren de pretextos

el aroma de soledad,

donde la vida se recoge

en un frasco imposible de abrir,

pero, que con facilidad

puede llegar a romperse,

perfumes se confunden con venenos,

venenos se confunden con gloria,

gloria que en realidad no existe

ante los ojos de la nada,

porque el dolor lo consume todo:

amor, ilusiones y sentimientos,

dejando lamentos arropados

en pálidos versos,

que sólo pueden subsistir,

con la esperanza de llegar a la orilla,

donde piadosos brazo nos abracen,

y así poder derramar lágrimas

en aquellos silenciosos labios,

que logren sostener

nuestra  miserable alma.

 

 

 

Desgarramiento

 

Ahora que la absenta y el tabaco 

han cubierto mi destierro

hasta hacerme perder en la añoranza,

trato inútilmente de cubrir tu misterio

con  polvos marchitos

y con las migajas de mis lamentos,

pues sólo tú y yo conocimos

el dolor de la carne

cuando el alma la corrompe,

con esos sentimientos sangrantes

que nos guardamos

para la última función

en ese teatro donde cada pesadumbre

ocupaba su asiento,

mientras la desesperanza

escondida en un rincón

aguardaba para barrer con abrojos

la basura de los recuerdos,

hoy, cerrado ya el telón

comienzo a dibujarte desnuda

sobre una cruz invertida

que se clava en la mitad del camino

que tendré que atravesarlo solo.

 

 

 

Asfíxiame más fuerte corazón

 

Antes de irnos mi siniestro corazón

recuerda cuando viste

por última vez la luna,

tus ojos parecían encadenados

a la excitante noche,

las palabras fluían suavemente

sobre el cementerio de nuestros amores.

 

Disfrutabas, si disfrutabas

de esos bellos momentos

cuando el viento te robaba una lágrima,

lo poco que suspirabas

era motivo de tranquilidad.

 

El sonar de las campanas

se convertía en la morfina más pura

hasta calmar ese terrible sufrimiento,

el ser que en tus labios se dibujaba

era un terco pretexto

para descubrir la vida.

 

Tras enredaderas y ciénagas

te levantabas en un nuevo día

que se mostraba abrazador y sereno,

propicio para rezarle

a nuestro señor Ángel Decapitado

en ese templo de locura y tristeza

donde nadie nos visitaba,

 

Figuras fúnebres y cuadros con sangre,

imágenes que para el mundo eran grotescas

para ti resultaban sublime inspiración,

ahora tienes dos copas en la mano:

la una es vida, la otras es Muerte,

dejas caer con odio la primera

y bebes a tragos largos de la otra,

 

Asfíxiame más fuerte corazón

hasta que marchites dentro de mí,

tú y yo haremos de la podredumbre una poesía

para que los gusanos fallezcan junto a nosotros,

después la Muerte pondrá una rosa

en nuestra tumba

nos cobijará en su pecho  y partiremos.

 

 

 

Con amargo azufre

 

Fui bautizado con agua de espanto,

carcajada siniestra

se volvió mi noche,

hoy lavo el remordimiento

con amargo azufre

y diluyo las penas

entre la sangre de una dama

que se retuerce en el ataúd,

flores muertas cobijan mi soledad

cuando los recuerdos me torturan,

recuerdos de un viejo amor

sacrificado en la luz de la mentira

y sepultado en el cementerio

de lo que nunca será para mí,

sólo soy dueño de la oscuridad,

amigo de los ángeles caídos

y de todos los demonios

que rasgaron el signo virginal

de alguna desgraciada mujer.

 

 


Funeral

 

Una dama hermosa

vino a visitarme

su nombre es la muerte

y con ella me ha llevado.

 

Ni con el llanto me puedes devolver

la vida que ya no me pertenece,

en una caja yace mi cuerpo inerte

rodeado de sollozos y gemidos.

 

La triste luz de los cirios

refleja mi pálido rostro yerto,

he visto tu farsante pena

disfrazada en sufrimiento.

 

Aunque ahora esté muerto

quisiera que sepas lo que siento.

Dijiste que no te volvería a ver

y hoy a mi funeral

has sido la primera en llegar.

 

Una flor jamás me recibiste

sin embargo has traído un lindo ramo,

nunca aceptaste pasar juntos

ahora pasaremos los dos toda la noche.

 

Tus ojos nunca por mí se preocuparon

hoy todas tus lágrimas me pertenecen,

un día te quise ver desnuda

ahora te veo vestida de negro.

 

Un abrazo sincero nunca me lo diste

hoy tus brazos calientan mi ataúd,

pero lo que en tus labios un día murió

no podrá resucitar jamás.

 

Ahora dices que me quieres

cuando ya las palabras no tienen sentido.

 

 

 

Funeral II

(La respuesta de ella)

 

Para tu corazón

que se hunde en una lluvia de rosas,

tras la puerta que se cierra

con el gemido de los que te amaron,

hoy todos los golpes

se posan en tu lápida

hasta marchitar la cara del destino.

 

Yo quedaré con tus poemas

intentando encadenarlos a la ausencia

para hacer más liviano el sufrimiento

que nadie podrá arrancar,

porque sólo tú fuiste  en las agónicas noches:

el demonio que levantaba mis alas.

 

Hoy grabo en tu epitafio

las palabras que nunca te dije

y lo decoro con las amargas flores

que una vez te desprecie

por miedo a la funesta invitación

hacia el paraíso perdido.

 

Hoy pondría mi sangre en tus labios

hasta que embriagues las penas,

porque hiciste mi vida menos miserable,

sólo un poco de comprensión te pido

mientras el llanto hilvana los recuerdos

de aquellos días grises que eran tus favoritos.

 

Este vestido negro

lo pondré en las puertas del cementerio

para marchar desnuda

entre los rimeros de nichos

y con una copa de vino

intentaré despertar tus deseos.

 

Todo el tiempo que no te quise compartir

ahora está rasgando mis velos de pureza

mientras el luto en mi corazón

se transforma en hiriente gemido

que hace derrumbar la voluntad

de todos los otros difuntos.

 

 

 

Veneno

 

Sobre mi frío ataúd

escucho tu llegada,

unas lágrimas resbalan

por mi pálida mejilla,

siento tus abrazos

siento tu tristeza

deseaba verte

aunque no de esta forma,

gracias por venir

a éste mi funeral,

te escucho, te veo,

tan bella como la primera vez

pero ahora es la última,

me llevo tu sangre

tan dulce como el vino

y tan amarga como el veneno

que me tiene aquí.

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